jueves, 12 de enero de 2012

¿quien tiene la culpa de la crisis?

¿Quienes son los culpables de la crisis?

Dicen que somos los culpables, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora lo estamos pagando.
Aún resuenan en mis oídos: ¡le damos dinero si cambia de coche, le damos dinero si cambia de electrodomésticos, le damos dinero si acondiciona su vivienda, le ayudamos a comprar la vivienda, compre hoy y pague mañana!
y luego ibas a los bancos y te recibían con los brazos abiertos, las tarjetas las regalaban con las bolsas de las pipas y los intereses brillaban por su ausencia.
Ahora esos mismos nos echan en cara que seamos mani-rotos
¿qué esperaban, que nos quedáramos en casa asomados a la ventana?.
Mientras esto ocurría y al calor del dinero fácil se aprovechó para meternos de tapadillo que nuestro salario, ese por el que nos sacrificamos cada día a costa de los hijos, la salud y por el que tanto hemos peleado cada vez fuera más pequeño.
Con ese sueldo ¿cómo no endeudarse y ser ciudadano del primer mundo? ¿tenemos la culpa de que se averíe el móvil de dos años y sea más rentable comprarse otro que arreglarlo, o el ordenador o la televisión, que nos han “obligado” a cambiarla por una con TDT?
Incluso se nos conminó a renovar el coche con el plan prever y se nos decía que para pagar lo mismo al mes era mejor comprar vivienda que alquilar. ¿acaso lo que querían era un país europeo con ciudadanos tercer-mundistas?
Somos culpables, pero no los culpables ni los máximos culpables. Culpables somos todos ¿o es que los bancos y entidades financieras no actuaron por encima de sus posibilidades? ¡Han recibido miles de millones de euros para salvarse!.
La diferencia es que los máximos culpables (que estoy seguro saben muy bien lo que significan la Glass-steagall Act de 1933 y la Gramm-Leach-Bliley Act de 1999 de EE.UU) están llenando sus maletines mientras observan sonrientes desde sus atalayas nuestras penurias.
Para comprender bien esta crisis y darse uno cuenta de por qué no debemos hacer caso a lo que nos dicen y al mismo tiempo entender la importancia de las dos leyes americanas antes citadas pongamos un ejemplo:
tenemos a unos empresarios que se dedican a hacer casas y están todos en fila construyendo una cada uno. Estos empresarios tienen trabajadores y materiales necesarios para hacer la obra.
Tras ellos hay otra fila de personas que son los accionistas, están divididos en grupos y cada grupo ha comprado acciones de un empresario y gracias a este dinero los empresarios pueden comprar material y contratar mano de obra.
 Los accionistas observan que el empresario construya bien las casas porque si no se caen las puede vender y ganará más dinero, su empresa crecerá, tendrá más trabajadores, pedirá más material y con ello su valor en bolsa aumentará así como el valor de las acciones y todos ganarán incluido el país, de lo contrario, si la casa se cae las pérdidas aparecen y el paro crece (es lo que se llama la bolsa tradicional)
Peeero, detrás de los accionistas hay otro grupo mucho más numeroso y con mayor capacidad de compra llamados inversores que no a puesto un euro en las acciones de las empresas y por lo tanto le da igual que las casas salgan bien o mal. Estos individuos lo que hacen es apostar (especular) sobre cuántos de los accionistas van a ganar dinero o se van a arruinar.
Bien aquí tenemos la diferencia entre lo que se llama economía real o productiva y la economía virtual o especulativa.
La primera es la que comprende al empresario y los accionistas porque gracias a ellos se construyen casas, se crea emplea se consume material etc. (riqueza).
La segunda es la que representan los inversores que únicamente depositan dinero sobre una riqueza ya existente, es decir, con su dinero no producen ningún nuevo valor pues apuestan (especulan) a que la casa se cae o no, pero no contribuyen a su construcción, únicamente hacen más dinero del que ya se ha creado.
Ahora bien, y aquí viene la importancia de las dos normas antes referidas; gracias a la Glass-Steagall Act, aprobada en 1933 como respuesta a la Gran Depresión  americana, los bancos comerciales no podían especular con el dinero del ciudadano sólo lo podían hacer las entidades inversoras a las que acudían los ciudadanos exprofeso para hacerlo. Además la norma impedían que los distintos tipos de bancos y entidades financieras y aseguradoras se unieran, con lo que el tamaño y capital de las mismas era manejable por las autoridades. Pero la Gramm-Leach-Bliley Act. De 1999 abolió a la anterior.
A partir de este momento hubo una gran cantidad de absorciones con lo que las entidades financieras alcanzaron un tamaño enorme y un volumen gigantesco de capital, acompañado de una influencia política desmedida que provocó la desregulación casi total del sector financiero.
Ahora ya disponían de capital prácticamente ilimitado y sin restricciones normativas para lanzarse a la ley de la selva especulativa, comenzaron a aparecer todo tipo de nuevos “productos financieros”  con la única finalidad de permitir colocar la enorme masa de capital ahora disponible que acudía al calor de las promesas de grandes ganancias; también apoyaron la creación de burbujas (las puntocom, hipotecarias, inmoviliarias, de deuda, etc) con el mismo motivo y lo que es peor, comenzó a ser más rentable arriesgar más, es decir, que interesaba que la casa se cayera.
Y no hay que olvidar que la economía especulativa no CREA  RIQUEZA REAL sólo enriquece al que hace las apuestas y esto, como hemos podido comprobar, sólo lleva al desastre de la mayoría y a la gloria de unos pocos.
Y ahora alguna fotillo, para no perder la costumbre.
La primera es de un pueblo extremeño llamado Lobón al atardecer.
La segunda de una cigüeña sobrevolando las vegas del guadiana.
La tercera es una espátula con su plumaje nupcial en un agüazal antes de la salida del sol buscando alimento.


2 comentarios:

  1. Bueno... visto lo visto, quedaría... lobón los constructores, la cigüeña los especuladores que lo ven todo en la distancia, la espátula...el albañil metido en faena... No está nada mal, no señor.

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    1. hombre, sí que has hilado fino malo, no está mal la metáfora.
      espero que estés así de brillante con tus "amigos" políticos.

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