El
extraño comportamiento humano
Vivimos en un momento que
podríamos llamar curioso o extraño.
En la era de la
globalización, de la internacionalización de los asuntos de cada
país, de la mayor difusión de los medios y de la explosión de
internet deberíamos ser la generación más y mejor informada de la
historia.
Digo que deberíamos
porque no lo somos y ¿cuál puede ser el motivo?.
Habría muchos y sería
muy engorroso enumerarlos, lo que sí se puede hacer es un recorrido
generalizado de las cosas que suceden hoy en día y que la mayor
parte de los ciudadanos las tomamos según nos vienen y apenas las
cuestionamos, simplemente aceptamos las informaciones y damos por
echo que ya vienen contrastadas y que son así realmente tal y como
nos la cuentan.
La primera cuestión
tendría mucho que ver con la tan nombrada globalización de la
información ¿realmente es así? ¿los medios mayoritarios nos
informan de todo lo que ocurre en el mundo? ¿no es cierto que estos
medios tan sólo nos informan de lo que pasa en ciertas partes del
mundo y apenas nos dicen algo de lo que acontece en otras?
La respuesta a esta
última pregunta la tendremos si nos damos una vuelta por cualquier
calle de una ciudad y preguntamos por determinados países, cómo
viven y cuáles son sus problemas (Mongolia, Malawi, Omán, Surinám
etc, incluso otros mucho más cercanos: Suiza, Austria, Albania,
luxemburgo...) lo normal será la encogida de hombros. Los medios
dirán que no se puede hablar de todo de todo el mundo. Pero este
argumento es muy débil pues, para lo que ellos consideran
importante, nos atiborran hasta el hastío y llenan programas con
noticias que la mayor parte de las veces son intrascendentes.
Por otro lado, hay que
saber que, como empresas privadas, buscan sus propios intereses.
Parece como si los medios
hubieran hecho una división imaginaria del mundo; a un lado los
países que merecen nuestra atención constante y al otro los que
parecen que no existen y dentro de los que merecen una atención
constante hay otra división: a un lado los buenos, los que son y
viven como nosotros y al otro lado los malos, los que se empeñan en
vivir bajo otros parámetros que nosotros consideramos contrarios al
mundo occidental y civilizado.
Las noticias entonces
estarán claramente diferenciadas: la mayoría de las que provienen
de los países amigos tendrán contenidos económicos, políticos y
sociales que nos harán familiares estos países y su forma de vida
pues la mayoría de sus problemas son como los nuestros, incluso
sufrirán de vez en vez atentados terroristas, tendrán problemas en
las relaciones con los países del arco de los malos y, en
definitiva, cómo sus gobiernos tratan de dar lo mejor a sus
ciudadanos a pesar de lo complicado que está el mundo.
En cambio, las noticias
que llegarán de los países “malos” estarán más relacionadas
con sus luchas internas, con problemas en las relaciones
internacionales por sus gobiernos dictatoriales o corruptos, en cómo
viven sus ciudadanos oprimidos (en unos serán las mujeres, en otros
los de otras etnias, en otros los pobres etc). Estas noticias nos
afirmarán en la idea de que no somos como ellos y que tenemos suerte
de no haber nacido allí y, por supuesto, que nuestros países hacen
bien en intentar impedir que esos gobiernos extiendan su influencia y
su forma de vida a otros Estados.
Realmente, cuando se dice
que tenemos acceso a la mayor información que nunca antes gracias a
internet y que si no estamos más y mejor informados es porque no
queremos, nos están diciendo la verdad; lo que no se dice es porqué
no queremos saber.
¿puede ser que lo que no
queremos es “saber más” porque ya se encargan de saturarnos de
noticias y así matan la curiosidad que pudiéramos tener sobre
algunos temas? Claro está, la saturación es producida por las
noticias que los medios mayoritarios y “oficiales” consideran
idóneas y así “crean opinión” en el ciudadano, que lo llevan a
tener una determinada idea de lo que ocurre en el mundo al tiempo que
le quitan las ganas de ponerse a indagar por su cuenta en internet.
La “sacralización”
de los medios oficiales lleva a pensar al ciudadano que casi todo lo
que se puede encontrar en internet y que no se refleja en dichos
medios es por que es mentira, en otras palabras, si no sale en tales
medios es porque no ha ocurrido.
¿se dan cuenta de la
gravedad de tal afirmación?. Esto viene a decir ni más ni menos que
todo lo que no se refleje en los medios oficiales es que no ha
pasado, es decir, que son ellos los que nos están fijando la
realidad y, por consiguiente, creando la historia al punto que, la
mayoría de ciudadanos que se creen informados, no hacen otra cosa en
sus charlas con los amigos o compañeros de trabajo que repetir como
loros las noticias y opiniones que han recibido de sus consultas en
los medios oficiales.
Esta división imaginaria
del mundo apoyada por un trabajo concienzudo de los medios, surte su
efecto de una manera muy efectiva pues acaba convenciendo a los
ciudadanos de que esto es así y que el mundo realmente está
dividido entre buenos y malos, entre ricos (listos y guapos) y pobres
(vagos, inferiores y estúpidos).
Los
buenos y los malos
¿pero realmente esto es
así, los malos son tan malos y los buenos tan buenos?
Creo firmemente que el
impacto más importante de esta manera de trabajar del “stablishment”
no es lo comentado más arriba, es que ha modulado nuestro
pensamiento hasta el extremo de que ha muchos nos ha convertido en
fanáticos.
Esta afirmación puede
parecer exagerada pero para argumentarla pongo aquí un ejemplo:
Al morir Hugo Chávez, en
las tertulias de muchos de nosotros podíamos oír lo siguiente
“¡ya era hora, es un
maldito dictador que aplastaba a su pueblo!”
La primera cuestión es
obvia: deseamos la muerte de una persona ¿cómo hemos llegado ha
acumular tanto odio hacia alguien tan lejano y que no conocemos
personalmente? Esto es algo que parece no casar con nuestra “cultura
occidental”.
La segunda también es
obvia: parecemos ignorar que Chávez ha ganado elecciones en su país
para ser presidente, algo que nos negamos ha aceptar porque lo
“normal en ese tipo de países” es que no se celebren elecciones
y si se celebran estén amañadas.
Para que éste argumento
tenga un mínimo peso sería necesario dar como cierto (y lo hacemos
sin ningún pudor para que nuestra forma de pensar no cambie ni un
ápice) que la mayor parte del pueblo venezolano (que apoya y adora a
Chávez) o es fanático y quiere la dictadura o es estúpido y se
deja engatusar por un loco dictador.
La tercera es menos obvia
(los medios oficiales se encargan de pasar de puntillas sobre el
tema) pero es fácilmente contrastable si indagamos un pelín por
internet: Chávez ha logrado disminuir la pobreza de su país, la
desigualdad entre ricos y pobres, el número de personas sin un hogar
digno, el analfabetismo, ha aumentado el acceso a la sanidad hasta
casi convertirla en universal, el número de universitarios
etc...pero como de ésto los medios oficiales no hablan, pues no
le dedicamos ni un minuto porque no es verdad, en cambio, de lo
que sí estamos informados es de las nacionalizaciones dictatoriales
de grandes empresas atacando así impunemente los intereses de los
países occidentales y saltándose a la torera las leyes
internacionales del libre mercado.
Pero cuando buscas
información en internet sobre el tema y lees: Hugo Chávez
nacionaliza tal empresa porque se estaba llevando los beneficios
fuera del país y no invertía nada en Venezuela, dejando el terreno
contaminado y sobreexplotado y no generando beneficios para el país,
piensas “ya están los conspiranoicos mintiendo”.
La Constitución
venezolana dice que todas las empresas que quieran trabajar en el
país deben revertir un porcentaje de los beneficios en el mismo, una
ley por otra parte, de lo más justa y necesaria y que muchos otros
países “civilizados” deberíamos adoptar. ¿cuál es el
problema? Que las grandes multinacionales tienen por costumbre
pasarse por el forro las leyes de los países donde actúan (mediante
presiones, sobornos, amenazas...etc) y cuando dan con uno que no cede
es cuando surgen los problemas...pero claro, esto está en internet y
no lo cuentan “nuestros medios” por lo tanto es mentira.
¿sería exagerado llamar
a este comportamiento fanatismo? Yo creo que no, porque en un mundo
donde las personas no fueran sectarias lo normal sería informarse de
las cuestiones desde todos los puntos de vista para, una vez vistos
los argumentos, fabricarnos nuestra propia opinión pero sin cerrarla
a nuevas informaciones que pudieran hacer que la cambiemos. Sin
embargo nos abrazamos a unos dogmas que nos “interesan” y nos
negamos a darle pábulo a otras que pudieran hacer tambalear nuestra
conciencia de “ciudadanos superiores” con respecto a los que
viven en “esos otros países que no son como nosotros”.
¿y
por qué ocurre esto?
Precisamente para
proteger nuestra conciencia, para que nuestros cimientos sociales
no se derrumben porque nos atemoriza la incertidumbre del cambio
tanto en el plano individual como en el colectivo.
Vivimos en el “primer
mundo”, somos afortunados porque, a pesar de que tenemos nuestros
problemas, no se pueden comparar con los que sufren los de los otros
países (los malos y los pobres) en éste punto, nos resultará mucho
más agradable y fácil de aceptar que si estamos como estamos será
porque nos lo merecemos, es decir, si estamos ganando es porque somos
mejores, más inteligentes, trabajadores y nuestro modelo de vida es
más beneficioso para los ciudadanos; los que pierden “los otros”
son víctimas de su propia incapacidad, torpeza, vaguedad y por su
“incivilizado estilo de vida”.
Este estado del
subconsciente es el que posibilita que no nos hagamos preguntas, que
no queramos saber o mejor, nos da miedo saber.
¿Y si al final resultara
que vivimos mejor que los “otros” no por nuestra capacidad,
inteligencia etc, si no porque jugamos sucio?.
¿Y si vivimos mejor
simplemente porque para el modelo capitalista tiene que haber dos
partes en el mundo, una que aporte las materias primas y la mano de
obra barata y otra que consuma los productos?.
¿Y si somos los segundos
simplemente porque fuimos los colonizadores que se apropiaron de todo
lo de los “otros”?.
¿no es posible que los
gobiernos más poderosos del planeta con sus poderosas
multinacionales utilicen todas las estratagemas (y digo todas) para
impedir que los países pobres puedan llegar algún día a utilizar
sus riquezas para levantarse, prosperar y crear multinacionales y
hacerles sombra?
Estas preguntas son
inquietantes ¿y si las
respuestas fueran positivas?.
¿Cómo reaccionaríamos
si de repente alguien nos señalara con el dedo y nos espetara ¡sois
cómplices del hambre, la enfermedad, la guerra y la muerte en los
países pobres!?
No, eso no puede ser
cierto, yo quiero seguir viviendo con lo que hasta ahora me decían,
¡no puedo aceptarlo, no puedo asumir la culpa, yo no he echo daño a
nadie! ¡además, cada navidad colaboro con una ong!.
¿De verdad no eres
culpable?.
Mira a tu alrededor y
luego busca en internet cómo es la vida de los desheredados ¿de
verdad crees que toda esa miseria, esas guerras interminables, esos
dramas humanos cotidianos que se escriben sobre el hambre, la sed, la
enfermedad y la injusticia, son producto de su propia ineptitud o
maldad?.
Precisamente el no querer
hacer preguntas, el no querer saber la verdad y no querer aceptar que
nos mienten cuando nos dicen que lo que somos lo somos por que somos
mejores y que los de “allá” no tienen remedio, el querer
creernos que les ayudamos a sobrellevar sus desgracias con nuestras
donaciones “desinteresadas” es ponernos voluntariamente un
velo ante nuestros ojos para no ver la realidad, porque ello nos
haría llevar un sentimiento de culpa que no estamos preparados para
cargar y porque lo otro sería arriesgarse a tener que compartir
nuestra privilegiada condición ante su empuje y perder una parte.
Pero ahí está el gran
error: el desarrollo de esos países no nos traerá escasez, estos
son teorías que se encargan de divulgar los interesados en que todo
siga igual porque en verdad lo que ellos buscan es que al final, los
únicos que ganen sean ellos.
Un saludo y que os vaya
bonito
Miguel romano
pdt: esta vez no subo
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