jueves, 23 de mayo de 2013

El extraño comportamiento humano

Vivimos en un momento que podríamos llamar curioso o extraño.
En la era de la globalización, de la internacionalización de los asuntos de cada país, de la mayor difusión de los medios y de la explosión de internet deberíamos ser la generación más y mejor informada de la historia.
Digo que deberíamos porque no lo somos y ¿cuál puede ser el motivo?.

Habría muchos y sería muy engorroso enumerarlos, lo que sí se puede hacer es un recorrido generalizado de las cosas que suceden hoy en día y que la mayor parte de los ciudadanos las tomamos según nos vienen y apenas las cuestionamos, simplemente aceptamos las informaciones y damos por echo que ya vienen contrastadas y que son así realmente tal y como nos la cuentan.
La primera cuestión tendría mucho que ver con la tan nombrada globalización de la información ¿realmente es así? ¿los medios mayoritarios nos informan de todo lo que ocurre en el mundo? ¿no es cierto que estos medios tan sólo nos informan de lo que pasa en ciertas partes del mundo y apenas nos dicen algo de lo que acontece en otras?

La respuesta a esta última pregunta la tendremos si nos damos una vuelta por cualquier calle de una ciudad y preguntamos por determinados países, cómo viven y cuáles son sus problemas (Mongolia, Malawi, Omán, Surinám etc, incluso otros mucho más cercanos: Suiza, Austria, Albania, luxemburgo...) lo normal será la encogida de hombros. Los medios dirán que no se puede hablar de todo de todo el mundo. Pero este argumento es muy débil pues, para lo que ellos consideran importante, nos atiborran hasta el hastío y llenan programas con noticias que la mayor parte de las veces son intrascendentes.
Por otro lado, hay que saber que, como empresas privadas, buscan sus propios intereses.
Parece como si los medios hubieran hecho una división imaginaria del mundo; a un lado los países que merecen nuestra atención constante y al otro los que parecen que no existen y dentro de los que merecen una atención constante hay otra división: a un lado los buenos, los que son y viven como nosotros y al otro lado los malos, los que se empeñan en vivir bajo otros parámetros que nosotros consideramos contrarios al mundo occidental y civilizado.
Las noticias entonces estarán claramente diferenciadas: la mayoría de las que provienen de los países amigos tendrán contenidos económicos, políticos y sociales que nos harán familiares estos países y su forma de vida pues la mayoría de sus problemas son como los nuestros, incluso sufrirán de vez en vez atentados terroristas, tendrán problemas en las relaciones con los países del arco de los malos y, en definitiva, cómo sus gobiernos tratan de dar lo mejor a sus ciudadanos a pesar de lo complicado que está el mundo.
En cambio, las noticias que llegarán de los países “malos” estarán más relacionadas con sus luchas internas, con problemas en las relaciones internacionales por sus gobiernos dictatoriales o corruptos, en cómo viven sus ciudadanos oprimidos (en unos serán las mujeres, en otros los de otras etnias, en otros los pobres etc). Estas noticias nos afirmarán en la idea de que no somos como ellos y que tenemos suerte de no haber nacido allí y, por supuesto, que nuestros países hacen bien en intentar impedir que esos gobiernos extiendan su influencia y su forma de vida a otros Estados.

Realmente, cuando se dice que tenemos acceso a la mayor información que nunca antes gracias a internet y que si no estamos más y mejor informados es porque no queremos, nos están diciendo la verdad; lo que no se dice es porqué no queremos saber.
¿puede ser que lo que no queremos es “saber más” porque ya se encargan de saturarnos de noticias y así matan la curiosidad que pudiéramos tener sobre algunos temas? Claro está, la saturación es producida por las noticias que los medios mayoritarios y “oficiales” consideran idóneas y así “crean opinión” en el ciudadano, que lo llevan a tener una determinada idea de lo que ocurre en el mundo al tiempo que le quitan las ganas de ponerse a indagar por su cuenta en internet.

La “sacralización” de los medios oficiales lleva a pensar al ciudadano que casi todo lo que se puede encontrar en internet y que no se refleja en dichos medios es por que es mentira, en otras palabras, si no sale en tales medios es porque no ha ocurrido.

¿se dan cuenta de la gravedad de tal afirmación?. Esto viene a decir ni más ni menos que todo lo que no se refleje en los medios oficiales es que no ha pasado, es decir, que son ellos los que nos están fijando la realidad y, por consiguiente, creando la historia al punto que, la mayoría de ciudadanos que se creen informados, no hacen otra cosa en sus charlas con los amigos o compañeros de trabajo que repetir como loros las noticias y opiniones que han recibido de sus consultas en los medios oficiales.

Esta división imaginaria del mundo apoyada por un trabajo concienzudo de los medios, surte su efecto de una manera muy efectiva pues acaba convenciendo a los ciudadanos de que esto es así y que el mundo realmente está dividido entre buenos y malos, entre ricos (listos y guapos) y pobres (vagos, inferiores y estúpidos).

Los buenos y los malos

¿pero realmente esto es así, los malos son tan malos y los buenos tan buenos?
Creo firmemente que el impacto más importante de esta manera de trabajar del “stablishment” no es lo comentado más arriba, es que ha modulado nuestro pensamiento hasta el extremo de que ha muchos nos ha convertido en fanáticos.

Esta afirmación puede parecer exagerada pero para argumentarla pongo aquí un ejemplo:
Al morir Hugo Chávez, en las tertulias de muchos de nosotros podíamos oír lo siguiente
“¡ya era hora, es un maldito dictador que aplastaba a su pueblo!”
La primera cuestión es obvia: deseamos la muerte de una persona ¿cómo hemos llegado ha acumular tanto odio hacia alguien tan lejano y que no conocemos personalmente? Esto es algo que parece no casar con nuestra “cultura occidental”.

La segunda también es obvia: parecemos ignorar que Chávez ha ganado elecciones en su país para ser presidente, algo que nos negamos ha aceptar porque lo “normal en ese tipo de países” es que no se celebren elecciones y si se celebran estén amañadas.

Para que éste argumento tenga un mínimo peso sería necesario dar como cierto (y lo hacemos sin ningún pudor para que nuestra forma de pensar no cambie ni un ápice) que la mayor parte del pueblo venezolano (que apoya y adora a Chávez) o es fanático y quiere la dictadura o es estúpido y se deja engatusar por un loco dictador.

La tercera es menos obvia (los medios oficiales se encargan de pasar de puntillas sobre el tema) pero es fácilmente contrastable si indagamos un pelín por internet: Chávez ha logrado disminuir la pobreza de su país, la desigualdad entre ricos y pobres, el número de personas sin un hogar digno, el analfabetismo, ha aumentado el acceso a la sanidad hasta casi convertirla en universal, el número de universitarios etc...pero como de ésto los medios oficiales no hablan, pues no le dedicamos ni un minuto porque no es verdad, en cambio, de lo que sí estamos informados es de las nacionalizaciones dictatoriales de grandes empresas atacando así impunemente los intereses de los países occidentales y saltándose a la torera las leyes internacionales del libre mercado.

Pero cuando buscas información en internet sobre el tema y lees: Hugo Chávez nacionaliza tal empresa porque se estaba llevando los beneficios fuera del país y no invertía nada en Venezuela, dejando el terreno contaminado y sobreexplotado y no generando beneficios para el país, piensas “ya están los conspiranoicos mintiendo”.
La Constitución venezolana dice que todas las empresas que quieran trabajar en el país deben revertir un porcentaje de los beneficios en el mismo, una ley por otra parte, de lo más justa y necesaria y que muchos otros países “civilizados” deberíamos adoptar. ¿cuál es el problema? Que las grandes multinacionales tienen por costumbre pasarse por el forro las leyes de los países donde actúan (mediante presiones, sobornos, amenazas...etc) y cuando dan con uno que no cede es cuando surgen los problemas...pero claro, esto está en internet y no lo cuentan “nuestros medios” por lo tanto es mentira.
¿sería exagerado llamar a este comportamiento fanatismo? Yo creo que no, porque en un mundo donde las personas no fueran sectarias lo normal sería informarse de las cuestiones desde todos los puntos de vista para, una vez vistos los argumentos, fabricarnos nuestra propia opinión pero sin cerrarla a nuevas informaciones que pudieran hacer que la cambiemos. Sin embargo nos abrazamos a unos dogmas que nos “interesan” y nos negamos a darle pábulo a otras que pudieran hacer tambalear nuestra conciencia de “ciudadanos superiores” con respecto a los que viven en “esos otros países que no son como nosotros”.

¿y por qué ocurre esto?

Precisamente para proteger nuestra conciencia, para que nuestros cimientos sociales no se derrumben porque nos atemoriza la incertidumbre del cambio tanto en el plano individual como en el colectivo.

Vivimos en el “primer mundo”, somos afortunados porque, a pesar de que tenemos nuestros problemas, no se pueden comparar con los que sufren los de los otros países (los malos y los pobres) en éste punto, nos resultará mucho más agradable y fácil de aceptar que si estamos como estamos será porque nos lo merecemos, es decir, si estamos ganando es porque somos mejores, más inteligentes, trabajadores y nuestro modelo de vida es más beneficioso para los ciudadanos; los que pierden “los otros” son víctimas de su propia incapacidad, torpeza, vaguedad y por su “incivilizado estilo de vida”.
Este estado del subconsciente es el que posibilita que no nos hagamos preguntas, que no queramos saber o mejor, nos da miedo saber.
¿Y si al final resultara que vivimos mejor que los “otros” no por nuestra capacidad, inteligencia etc, si no porque jugamos sucio?.
¿Y si vivimos mejor simplemente porque para el modelo capitalista tiene que haber dos partes en el mundo, una que aporte las materias primas y la mano de obra barata y otra que consuma los productos?.
¿Y si somos los segundos simplemente porque fuimos los colonizadores que se apropiaron de todo lo de los “otros”?.
¿no es posible que los gobiernos más poderosos del planeta con sus poderosas multinacionales utilicen todas las estratagemas (y digo todas) para impedir que los países pobres puedan llegar algún día a utilizar sus riquezas para levantarse, prosperar y crear multinacionales y hacerles sombra?
Estas preguntas son inquietantes ¿y si las respuestas fueran positivas?.

¿Cómo reaccionaríamos si de repente alguien nos señalara con el dedo y nos espetara ¡sois cómplices del hambre, la enfermedad, la guerra y la muerte en los países pobres!?
No, eso no puede ser cierto, yo quiero seguir viviendo con lo que hasta ahora me decían, ¡no puedo aceptarlo, no puedo asumir la culpa, yo no he echo daño a nadie! ¡además, cada navidad colaboro con una ong!.
¿De verdad no eres culpable?.

Mira a tu alrededor y luego busca en internet cómo es la vida de los desheredados ¿de verdad crees que toda esa miseria, esas guerras interminables, esos dramas humanos cotidianos que se escriben sobre el hambre, la sed, la enfermedad y la injusticia, son producto de su propia ineptitud o maldad?.
Precisamente el no querer hacer preguntas, el no querer saber la verdad y no querer aceptar que nos mienten cuando nos dicen que lo que somos lo somos por que somos mejores y que los de “allá” no tienen remedio, el querer creernos que les ayudamos a sobrellevar sus desgracias con nuestras donaciones “desinteresadas” es ponernos voluntariamente un velo ante nuestros ojos para no ver la realidad, porque ello nos haría llevar un sentimiento de culpa que no estamos preparados para cargar y porque lo otro sería arriesgarse a tener que compartir nuestra privilegiada condición ante su empuje y perder una parte.
Pero ahí está el gran error: el desarrollo de esos países no nos traerá escasez, estos son teorías que se encargan de divulgar los interesados en que todo siga igual porque en verdad lo que ellos buscan es que al final, los únicos que ganen sean ellos.

Un saludo y que os vaya bonito
Miguel romano

pdt: esta vez no subo fotos